Despierto sólo y ese deseo sigue corriendo por mis venas. Rastros de miles de noches anteriores. Quiero recorrerte, conocerte más, conectarme plenamente con vos, como otras veces ha sucedido. Es tu magia la que necesito para seguir, sin eso soy únicamente un cuerpo más.
Espero.
Con la pasividad de un anciano el cielo se va despejando, y a lo lejos empiezo a divisar el horizonte. Hacia donde no llegan mis ojos lo hace mi alma. Guiado por ésta transito los huecos de la humanidad, intentando amenizar los pecados de las herramientas humanas.
Me encuentro con los muchos ciclos, transitando tal vez una ruta que no recorrí, pero que alguien me silbó. Vengo del ayer, pero no soy ayer. Me oriento gracias al pasado pero no voy hacía allí. Sólo camino sobre esa energía, tan modificada, tan olvidada.
Una pequeña sombra tuerce el camino por sólo capricho. Y la luna y el sol divagan sobre las cuestiones que le competen. Escuchándolos podría afirmar que la luna está en lo correcto, pero el sol brilla tanto, trasmite tanto, que mi cuerpo muere calcinado.
Y allí todo: dos sabios, un ingenuo, el gris que tanto enciende y apaga y un capricho que parece crecer a su propio capricho. Dejo de ver para poder ir más allá, los saludo y emprendo el regreso. Hasta mañana sol, hasta mañana luna, hasta mañana capricho y hasta mañana gris.
viernes, 30 de abril de 2010
lunes, 26 de abril de 2010
De la nada un poco
Hermano mío, te hablo a vos, que por sobre todos tus errores (verdades propias) has sabido prestarme un hombro, un oído.
Hermana mía, te hablo a vos, que tal vez no me has comprendido pero me has mirado con ese calor en tus ojos.
Amigos míos, les hablo a ustedes que me prestaron vida más allá de mis equívocos.
Familia mía, les hablo a ustedes, que son mi sangre, mi educación y mi sentir, a ustedes que son la fuerza diaria para seguir.
Tierra mía, te pido perdón a vos y a quien pisa tu suelo, sólo espero que algún día mi cuerpo te sirva de tonto consuelo.
Hermana mía, te hablo a vos, que tal vez no me has comprendido pero me has mirado con ese calor en tus ojos.
Amigos míos, les hablo a ustedes que me prestaron vida más allá de mis equívocos.
Familia mía, les hablo a ustedes, que son mi sangre, mi educación y mi sentir, a ustedes que son la fuerza diaria para seguir.
Tierra mía, te pido perdón a vos y a quien pisa tu suelo, sólo espero que algún día mi cuerpo te sirva de tonto consuelo.
miércoles, 14 de abril de 2010
Sinfonía agridulce
En este momento debo levantar nuevamente un escudo. La borrasca es implacable y yo aquí sólo en mi cueva. El ciclón recién comienza pero el cielo tiene ya un color desalentador, y parece que la tormenta será implacable.
Debo permanecer fuerte y atento, por aquellos a quienes tanto quiero. Debo disipar toda duda y actuar con precisión y celeridad. ¿Pero cómo hacerlo cuando mis energías no tienen ya el fervor de antes? ¿A qué dios debo invocar para emprender este viaje?
En perspectiva lo que más me indigna es haber sabido que es una zona de baja presión y no haber clavado tablas en puertas y ventanas, para estar preparado. No haber hecho lo suficiente para mermar la potencial peligrosidad del clima. Pero es tarde ya para reclamar a Poseidón un poco de piedad.
Sólo puedo ser yo mismo mi propio escudo y el de los demás. Tomar un rol que probablemente no me corresponde pero que siento como mi destino, mi papel.
Me pondré de pie y sonreiré, ya que aunque suene trillado, al mal tiempo, buena cara.
Debo permanecer fuerte y atento, por aquellos a quienes tanto quiero. Debo disipar toda duda y actuar con precisión y celeridad. ¿Pero cómo hacerlo cuando mis energías no tienen ya el fervor de antes? ¿A qué dios debo invocar para emprender este viaje?
En perspectiva lo que más me indigna es haber sabido que es una zona de baja presión y no haber clavado tablas en puertas y ventanas, para estar preparado. No haber hecho lo suficiente para mermar la potencial peligrosidad del clima. Pero es tarde ya para reclamar a Poseidón un poco de piedad.
Sólo puedo ser yo mismo mi propio escudo y el de los demás. Tomar un rol que probablemente no me corresponde pero que siento como mi destino, mi papel.
Me pondré de pie y sonreiré, ya que aunque suene trillado, al mal tiempo, buena cara.
martes, 13 de abril de 2010
Desganas
"Si cuarenta mil niños sucumben diariamente en el purgatorio del hambre y la sed. Si la tortura de los pobres cuerpos envilece una a una a las almas; y si el poder se ufana de sus cuarentenas, o si los pobres de solemnidad son cada vez menos solemnes y más pobres. Ya es bastante grave que un solo hombre o una sola mujer contemplen distraídos el horizonte neutro.
Pero en cambio es atroz, sensillamente atroz, si es la humanidad la que se encoge de hombros."
Mario Benedetti.
Pero en cambio es atroz, sensillamente atroz, si es la humanidad la que se encoge de hombros."
Mario Benedetti.
lunes, 29 de marzo de 2010
Buscando un mudo que pueda escucharte
No puedo salir del asombro que me embarga. Es que si algo nunca dejó de sorprenderme es esa ambigua forma de pensar que tenes. La que te dio tanto la posibilidad de envilecerme o enaltecerme. ¿No consideraste tal vez que el infierno no siempre está donde crees, o donde lo ves? ¿No te diste cuenta acaso, en todos estos años, que una certeza puede desaparecer con la misma facilidad que un recuerdo de tu memoria?
Parece simplemente que la vida no te enseña, sólo vos te condenas a tener la razón. Como si esto lo hubieras aprendido de mi mismo. Aunque ahora entiendo, lo más probable es que así haya sido.
Pero debo entender que ya no me corresponde, que no es mi jurisdicción, porque tu ser hace rato se separó del mio.
Parece simplemente que la vida no te enseña, sólo vos te condenas a tener la razón. Como si esto lo hubieras aprendido de mi mismo. Aunque ahora entiendo, lo más probable es que así haya sido.
Pero debo entender que ya no me corresponde, que no es mi jurisdicción, porque tu ser hace rato se separó del mio.
jueves, 25 de marzo de 2010
Las escamas de mi dulce corazón
Es una triste novela, una burla del destino, pero nada más que la verdad. Es una historia sin final feliz, sin trama. Sólo otro soso y normal cuento. El protagonista una persona común y corriente.
Todo empieza con un error, su error. Se siente arrepentido pero sabe que con eso no basta. Su equivocación fue ya conmutada para dejar paso sólo al castigo interno. El tiempo va borrando los recuerdos de los hechos pero la herida permanece abierta como si fuera reciente.
Siempre albergó una mínima esperanza: que no fuera una simple persona más. Pero hoy siente imposible que esa sea la verdad.
Como suele pasar en la vida, se arrepintió tarde y dejo su futuro en manos del destino.
Cree que, por ser su traspié, tampoco tiene derecho a cambiar la suerte que hoy corre, y así al menos, redimir un poco su desliz dejando en mano del destino su propio camino.
Sabía de su culpa pero peor fue el escucharlo de otra voz que no sea la de su conciencia. Y ya no hay atenuantes ni culpables que puedan hacerlo sentir nuevamente aquel caminante de la buena senda. Desde ahora transitará la senda de los ignorados.
Es por todo eso que la pena verdaderamente nunca fue conmutada, sino todo lo contrario: el indulgente y benévolo juez dio paso al crítico más déspota, ese que nunca supo indultar, ese quién jugo a sentenciar para cumplir simplemente un papel. Papel en una obra de cuarta, donde éste protagonista también sabe actuar, y jugar a que es sólo una triste y común alma más.
Todo empieza con un error, su error. Se siente arrepentido pero sabe que con eso no basta. Su equivocación fue ya conmutada para dejar paso sólo al castigo interno. El tiempo va borrando los recuerdos de los hechos pero la herida permanece abierta como si fuera reciente.
Siempre albergó una mínima esperanza: que no fuera una simple persona más. Pero hoy siente imposible que esa sea la verdad.
Como suele pasar en la vida, se arrepintió tarde y dejo su futuro en manos del destino.
Cree que, por ser su traspié, tampoco tiene derecho a cambiar la suerte que hoy corre, y así al menos, redimir un poco su desliz dejando en mano del destino su propio camino.
Sabía de su culpa pero peor fue el escucharlo de otra voz que no sea la de su conciencia. Y ya no hay atenuantes ni culpables que puedan hacerlo sentir nuevamente aquel caminante de la buena senda. Desde ahora transitará la senda de los ignorados.
Es por todo eso que la pena verdaderamente nunca fue conmutada, sino todo lo contrario: el indulgente y benévolo juez dio paso al crítico más déspota, ese que nunca supo indultar, ese quién jugo a sentenciar para cumplir simplemente un papel. Papel en una obra de cuarta, donde éste protagonista también sabe actuar, y jugar a que es sólo una triste y común alma más.
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