Han sido dos semanas en la que no he dejado de sentir la necesidad de tocarte, de sentir el roce de tu piel, el goce de mis labios en tu cuerpo. A veces se siente como un impulso que no puedo controlar, y otras veces parece una simple verdad.
Supongo que es lógico que el abandono que pude haber sentido de chico tenga algún tipo de influencia sobre mis relaciones anteriores, pero en ésta, puedo notar que es algo mucho más profundo.
En la vida uno va forjando sus valores, sus creencias, su fé; como así también crea el ideal de la persona con la cual quiere pasar su vida (si es que, en primer lugar, desea pasar su vida acompañado).
Mi caso no es distinto al de la mayoría del mundo; no soy excepcional, mi vida no es un ejemplo y no creo que cambie el mundo ni mi aporte sea significativo masivamente. Pero si creo que puedo ser excepcional para alguien, ejemplo en algún ambito, pero por sobretodo, creo que puedo ser significativo para alguien.
He entendido también, que la persona ideal, no es aquella que te enamora en el primer instante, ni aquella que te da comodidad; sino aquella persona que despierta tu admiración. Es importante también, que no sea una admiración desmedida ya que sino estaríamos hablando (aunque lejos esté de enteder el universo de la psicólogía) de algún tipo de obsesión. Creo que lo que define realmente a una "media naranja" (con perdón del uso de una analogía que más erronea no podría ser) es esa persona por la cual, realmente querés ser mejor; aquella persona que te inspire todos los días a desear ser un faro, un camino, una guía en la vida. Si, una tarea que parece difícil, no porque no haya personas como uno, sino por lo que cuesta saber quien es uno. Uno no es sus acciones, porque siempre se tiene la posibilidad de cambiar. Uno no es lo que quiere ser, porque no siempre se llega al destino deseado. Uno no es lo que los demás creen de uno, o quieren que sean, porque nadie tiene la capacidad de ver el cuadro completo. Uno no es nada de eso, y es todo eso junto. La gran variable, es que en la vida todo es variable, nada es estable ni permanente.
Es por eso, que han sido dos semanas de reflexión, de sufrimiento, de inestabilidad; pero si todo eso me devuelve a vos, agradezco la reflexión, agradezo el sufrimiento y la inestabilidad, pero por sobretodo, agradezco haberme puesto al filo de la navaja, donde a veces sale lo mejor de cada uno.
miércoles, 16 de abril de 2014
domingo, 6 de abril de 2014
El miedo
El miedo suele actuar como un dique, seca tus ideas, solo deja fluir unas cuantas como para que parezca que todo es normal. La estructura que viene a romper con el miedo, es el pánico.
Cuando el pánico se apodera de las decisiones, lo mejor que te puede pasar es caer en cuenta del daño que te estás haciendo. Inevitablemente, cuando tomas decisiones con un trasfondo en el cual el miedo opera, herías a quien menos querés herir; probablemente dejes de ser vos para convertirte en una madeja de acciones que nada tienen que ver con quien querés ser. Es de esperar que esto continúe hasta el simple momento en que puedas aceptar la realidad.
Parecen simples pasos una vez volcados en el papel, pero cuando es tu piel la que se agrieta, uno entiende el poder del miedo, y la profundidad en la que puede establecerse.
Su poder reside, sobretodo, en que te puede crear una realidad exactamente opuesta a la que estas viviendo; puede hacerte creer que tus acciones sos vos, y que lo que sucede alrededor no es tu culpa; es por eso que al aceptar la realidad, el gran cambio se produce en que uno entiende que estuvo cometiendo errores, que no estuvo siendo quien deseaba, sino una imagen borrosa de lo que creemos que los demás pueden esperar. Al tomar las riendas de tus decisiones, aquel dique termina por colapsar, nuevamente el agua fluye y ahora sí, el río podrá correr por donde más desee.
Cuando el pánico se apodera de las decisiones, lo mejor que te puede pasar es caer en cuenta del daño que te estás haciendo. Inevitablemente, cuando tomas decisiones con un trasfondo en el cual el miedo opera, herías a quien menos querés herir; probablemente dejes de ser vos para convertirte en una madeja de acciones que nada tienen que ver con quien querés ser. Es de esperar que esto continúe hasta el simple momento en que puedas aceptar la realidad.
Parecen simples pasos una vez volcados en el papel, pero cuando es tu piel la que se agrieta, uno entiende el poder del miedo, y la profundidad en la que puede establecerse.
Su poder reside, sobretodo, en que te puede crear una realidad exactamente opuesta a la que estas viviendo; puede hacerte creer que tus acciones sos vos, y que lo que sucede alrededor no es tu culpa; es por eso que al aceptar la realidad, el gran cambio se produce en que uno entiende que estuvo cometiendo errores, que no estuvo siendo quien deseaba, sino una imagen borrosa de lo que creemos que los demás pueden esperar. Al tomar las riendas de tus decisiones, aquel dique termina por colapsar, nuevamente el agua fluye y ahora sí, el río podrá correr por donde más desee.
martes, 4 de junio de 2013
Alcatraz
Era confuso en cierto sentido. Era la primera vez que era libre. La primera vez que experimentaba una sensación de ese modo, tan plena, tan pura.
Un mundo totalmente nuevo se presentaba dentro suyo. Pero en cierto sentido, sabía que la vida podía ser un ciclo interminable, y que podía volver a acabar detrás de húmedos bloques.
Ese era su único miedo presente.
Después de haber enfrentado sus monstruos internos (los peores de todos los que puedan existir), estaba preparado para salir caminando con la frente en alto, dejando lejos de sus huellas, el concreto quebrado del pasado.
Se dijo a si mismo, se prometió una y otra vez, que no volvería sobre sus pasos; que no dejaría que su vida sea cíclica.
En la soledad del confinamiento había descubierto que podía lograr lo que quería, sólo con la herramienta más compleja a mano, su eterno pensamiento. Y de ese modo, entendía, que nunca volvería a esos lugares donde el frío recorre la médula, de forma más habitual de lo que uno podría llegar a imaginar. Lugar donde el cuerpo no sirve; ni siquiera como medio de vida, porque la vida no es tal, si cada elección está ligada a unas cadenas, firmemente amuradas al piso.
Era por eso, que la sangre precipitándose a sus órganos desde su frenético corazón, le parecía extraño.
Como si no comprendiera que la euforia puede dispararse simplemente desde una mirada, o dos, o más. Cómo si desconociera que él también fue apresado por viejos conceptos, equivocados, creados por más miedos que esperanzas. Como si hubiera olvidado que el también supo negarse a vivir por haber creído, por haber sostenido, que existe una forma correcta de actuar, y no simplemente puntos de vista.
Un mundo totalmente nuevo se presentaba dentro suyo. Pero en cierto sentido, sabía que la vida podía ser un ciclo interminable, y que podía volver a acabar detrás de húmedos bloques.
Ese era su único miedo presente.
Después de haber enfrentado sus monstruos internos (los peores de todos los que puedan existir), estaba preparado para salir caminando con la frente en alto, dejando lejos de sus huellas, el concreto quebrado del pasado.
Se dijo a si mismo, se prometió una y otra vez, que no volvería sobre sus pasos; que no dejaría que su vida sea cíclica.
En la soledad del confinamiento había descubierto que podía lograr lo que quería, sólo con la herramienta más compleja a mano, su eterno pensamiento. Y de ese modo, entendía, que nunca volvería a esos lugares donde el frío recorre la médula, de forma más habitual de lo que uno podría llegar a imaginar. Lugar donde el cuerpo no sirve; ni siquiera como medio de vida, porque la vida no es tal, si cada elección está ligada a unas cadenas, firmemente amuradas al piso.
Era por eso, que la sangre precipitándose a sus órganos desde su frenético corazón, le parecía extraño.
Como si no comprendiera que la euforia puede dispararse simplemente desde una mirada, o dos, o más. Cómo si desconociera que él también fue apresado por viejos conceptos, equivocados, creados por más miedos que esperanzas. Como si hubiera olvidado que el también supo negarse a vivir por haber creído, por haber sostenido, que existe una forma correcta de actuar, y no simplemente puntos de vista.
martes, 22 de enero de 2013
Cuando la ignorancia es traición
Cuando uno es inconsciente de las consecuencias de sus actos, traiciona.
Se traiciona a uno mismo. Modifica su propio presente, liberándose así de la momentánea carga de enfrentar la realidad. Engendra un espejo deformado de sí mismo y del estado de la vida.
Probablemente, es el momento en el que uno no puede entender porque le sucede lo que le sucede. Es el momento en que el universo tira los dados. El azar, visto desde la cercanía del presente, se vuelve un arma de doble filo.
Es así como se da forma a heridas y traiciones, con ese frío filo metálico, clavándose en la atemporal confianza.
Es el momento donde, según se suele creer, las cosas van a ir mejor.
Difícilmente el destino deje que el azar domine los tiempos. En complot con la cola del diablo, aquel pergeña su plan. Y tira la fatal estocada. Esa que mueve la primer ficha del dominó; ésta, a su vez, golpea con la segunda ficha, y así, es como la ignorancia deja su saldo de destrucción y sangre; así es como se arruina el pasado y según me imagino, tu propia alma.
Difícilmente el destino deje que el azar domine los tiempos. En complot con la cola del diablo, aquel pergeña su plan. Y tira la fatal estocada. Esa que mueve la primer ficha del dominó; ésta, a su vez, golpea con la segunda ficha, y así, es como la ignorancia deja su saldo de destrucción y sangre; así es como se arruina el pasado y según me imagino, tu propia alma.
martes, 10 de mayo de 2011
Supervivencia
Es a veces liberador sentirse solo.
Dueño de tu vida, de tu camino, de tus fracasos y tus éxitos.
Muchas otras compartimos alegrías ajenas como nuestras, sintiendo como se expande el tiempo.
Generalmente no seguimos una linea y lo más hermoso de hacerlo es ese viento que nos levanta.
Es mágico, magnificente e intenso sentir que solo tenemos el presente. Saborear cada segundo. Masticar cada acontecimiento y llenar las pupilas con una sonrisa.
Ser consiente de lo que rodea nuestra piel, consientes de lo que no podemos entender. Apagar la luz, cerrar los ojos y crear, masificando todos los sonidos en único concepto, sabiendo el valor de la nada. De esa lineal y desconocida nada, la cual es un perfecto punto de partida.
Pero lo mejor que tiene esta vida, es saber que no necesitamos nada, absolutamente nada más que nosotros mismos para vivir.
Dueño de tu vida, de tu camino, de tus fracasos y tus éxitos.
Muchas otras compartimos alegrías ajenas como nuestras, sintiendo como se expande el tiempo.
Generalmente no seguimos una linea y lo más hermoso de hacerlo es ese viento que nos levanta.
Es mágico, magnificente e intenso sentir que solo tenemos el presente. Saborear cada segundo. Masticar cada acontecimiento y llenar las pupilas con una sonrisa.
Ser consiente de lo que rodea nuestra piel, consientes de lo que no podemos entender. Apagar la luz, cerrar los ojos y crear, masificando todos los sonidos en único concepto, sabiendo el valor de la nada. De esa lineal y desconocida nada, la cual es un perfecto punto de partida.
Pero lo mejor que tiene esta vida, es saber que no necesitamos nada, absolutamente nada más que nosotros mismos para vivir.
sábado, 19 de marzo de 2011
Don't turn blue
Cualquier respuesta, un sentido.
Y es lo que se busca cuando se está perdido en un desierto.
El sol no solo te abrasa sino que también te seca.
Buscas respuestas en el cosmos pero te acordás que nunca aprendiste a leer las estrellas.
Y así, tan solo como en vida, deambulas dejando surcos.
Imagino las generaciones venideras leyendolos y riendose de tan absurdos pensamientos como hoy nosotros nos reímos de los problemas de nuestros antepasados.
Olvidas, tal vez momentaneamente, pero olvidas al fin, que el destino es uno sólo y nadie escapa.
Olvidas que nada queda permanentemente, porque ese surco lo borra el tiempo y el viento.
Olvido tal vez, que no puedo ser otro, que ese que olvida.
Y es lo que se busca cuando se está perdido en un desierto.
El sol no solo te abrasa sino que también te seca.
Buscas respuestas en el cosmos pero te acordás que nunca aprendiste a leer las estrellas.
Y así, tan solo como en vida, deambulas dejando surcos.
Imagino las generaciones venideras leyendolos y riendose de tan absurdos pensamientos como hoy nosotros nos reímos de los problemas de nuestros antepasados.
Olvidas, tal vez momentaneamente, pero olvidas al fin, que el destino es uno sólo y nadie escapa.
Olvidas que nada queda permanentemente, porque ese surco lo borra el tiempo y el viento.
Olvido tal vez, que no puedo ser otro, que ese que olvida.
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