domingo, 6 de abril de 2014

El miedo

El miedo suele actuar como un dique, seca tus ideas, solo deja fluir unas cuantas como para que parezca que todo es normal. La estructura que viene a romper con el miedo, es el pánico.
Cuando el pánico se apodera de las decisiones, lo mejor que te puede pasar es caer en cuenta del daño que te estás haciendo. Inevitablemente, cuando tomas decisiones con un trasfondo en el cual el miedo opera, herías a quien menos querés herir; probablemente dejes de ser vos para convertirte en una madeja de acciones que nada tienen que ver con quien querés ser. Es de esperar que esto continúe hasta el simple momento en que puedas aceptar la realidad.
Parecen simples pasos una vez volcados en el papel, pero cuando es tu piel la que se agrieta, uno entiende el poder del miedo, y la profundidad en la que puede establecerse.
Su poder reside, sobretodo, en que te puede crear una realidad exactamente opuesta a la que estas viviendo; puede hacerte creer que tus acciones sos vos, y que lo que sucede alrededor no es tu culpa; es por eso que al aceptar la realidad, el gran cambio se produce en que uno entiende que estuvo cometiendo errores, que no estuvo siendo quien deseaba, sino una imagen borrosa de lo que creemos que los demás pueden esperar. Al tomar las riendas de tus decisiones, aquel dique termina por colapsar, nuevamente el agua fluye y ahora sí, el río podrá correr por donde más desee.

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