lunes, 27 de julio de 2009

Hablando de libertad

Eran las tres de la mañana, la hora elegida por los espíritus para hacer su entrada en escena. Era el whisky lo que en ese momento me infundía calor, ya que hacia tiempo que mi corazón se había detenido.
Paradojicamente, fueron sus ojos celestes como el cielo, filosos e incisivos como escalpelo, y fríos como lluvia de julio, los que repentinamente hicieron retornar los latidos a mi pobre y maniatado corazón.
Es extraño que semejante suceso, como volver en vida a la vida, no haya desatado en mi una cuota de raciocinio; pero es que el amor no tiene razón, como la fe no tiene razón en la religión.

Y el destino nos preparó, nos juntó; no nos dejó a la intemperie. Con el tiempo como arma. Y fue con esa herramienta que tan hábilmente maneja, con las que nos construyó un nuevo camino. Se adentro en nuestros cuerpos, recorrió cada artería y cada vena, y sedimentó de paciencia cada músculo.
Fue en ese preciso momento que nuestras miradas se cruzaron entre la muchedumbre. Como un puente entre nosotros; las palabras se volvieron inútiles, porque nuestros pensamientos se unieron y el reloj se detuvo. Pareciera como si el tiempo hubiera muerto en nuestro cuerpo y toda rastro de urbanización desapareciera.
Lentamente una imagen fue apareciendo, como en segundo plano, porque el primero solo era ocupado por sus ojos. Nos encontramos en una suave pradera, y a lo lejos el ruido del agua correr y las olas romper. Sin dejar de mirarnos fuimos fundiéndonos, esfumandonos, y el pasado fue convirtiéndose en simplemente un fugaz y efímero estado de la memoria. Tal como nosotros nos transformamos en una suave brisa de verano, acariciándonos, meciendo las hojas de los arboles y haciendo bailar los verdes pastos; combinación de tormenta y calma, mezcla de pasión y amor.

jueves, 23 de julio de 2009

...Donde escondemos tesoros y miserias...

Era un pobre tipo enamorado de la vida.
Como en toda historias, fueron sus malas apuestas las que lo tuvieron a un paso del abismo. Pero ese paso se dio y se encontró nuevamente vivo. Renovado. Porque aprendió, y aprende día a día, que querer no es gratis sino gratificante. Intenta no volver a ser nunca el de ayer. Es la buena felicidad, esa que no se nota.
Una noche de marzo, decidió escalar montañas, besar el frío infierno de la noche, bailar con la tierna caricia del viento, esconderse y ser parte de una luz intermitente, pero siempre resplandeciente.
Una tarde salió a navegar, reflejada su imagen en la inmensidad, abrigado solamente por un instinto. Tomando toda nube como casa.
Una mañana se encontró en un bosque, respirando el sol matutino, descansando cómodamente en el acolchonado pasto.
Observo al humano cabeza abajo y supo perdonarlo. Sí pecó de fanfarria fue porque pudo conocer la fórmula de la felicidad. Aunque esa receta es la suma de mares, montañas, bosques y vidas.
Hay quien dice que es cara la receta, y hay quien dice quien pone precio a la felicidad es un pobre hombre.
Pero estas cuestiones sobrepasaban su capacidad, y sin embargo, era un pobre tipo feliz.
Y en su ignorante sabiduría siempre repetía: "Aquel que es inteligente y no feliz, no es inteligente".

martes, 14 de julio de 2009

Y mientras el sol se muere

Salgo a la calle, donde la vida es flor, y no encuentro mas que caras largas y decepción. Camino esperando ver al menos un sintoma de sociedad, y tropiezo con escombros y egoísmo. Prendo la tele, esperando ideas, educación, inteligencia; y solo veo discursos vacios y negocios.
Caras que se repiten una y otra vez, palabras que se contradicen, y zombies; muertos vivientes que desean nuestras pocas neuronas, y nuestros bolsillos hambrientos.
Muertos por accidentes, muertos por secuestros, por drogas, por hambre, por policias, por ladrones, por mafias, por bronca, por amor, por falta de educación.
Sequias, diluvios, desmontes, lluvia acida, aire fetido, cancer.
Cada día me levanto y veo al humano deshumanizado, y descubro una nueva raza bestia-humana.
Creo que ya sabemos donde vamos, y sabemos tambien que es el camino equivocado; pensamos: ¿y como hacemos para cambiar de camino? y nos sentamos a mirar televisión, o en la computadora. Y nos limitamos a quejarnos, y decir: ¡Que barbaridad!; nos hundimos cada vez mas dentro nuestro y seguimos diciendo: ¡Que barbaridad!. Y perdemos, a nuestros compañeros, a nuestros amigos, a nuestra familia, a NUESTRA sociedad y repetimos esas dos palabras tan irritantes.
Y digo yo: ¡Que barbaridad! ¿como podemos ser así?...

lunes, 6 de julio de 2009

Imagen meramente ilustrativa

Terriblemente irrisorio que pienses que encontrarme aquí sea una casualidad.
Tan hilarante que sonrío al ver tu cara de sorpresa.
Tan despreciable que me clasifiques como verte hoy aquí, en este santuario.
¿No te das cuenta que nadie es lo que parece?
¿No pensaste acaso, que lo que la vista te devuelve puede ser fruto de tu imaginación? ¿O de un simple deseo?
Un deseo crudo, y sin embargo tan uniforme, a diferencia de tu imagen amorfa y meramente ilustrativa.
Tan amorfa como tus valores.
Tan poco valorable como vos, y tan vos como yo.
Nuevamente hilarante, la ironía de besarte. De retrotraer el tiempo y doblegarlo. Burlarnos de la historia y la lógica.
¿Todavia seguis sin darte cuenta?: La vida es una canción de cuna y la autoría es a mi nombre.
Que triste que no seas vos quien la escribe.

viernes, 3 de julio de 2009

Dioses y dados

Era martes, o jueves, de todas maneras no importaba que día era.
Perplejo miraba esa figura que había respondido a su plegaria.
El desconcierto que en la cara de José se había posicionado no se debía a que su dios le había contestado, sino que había respondido a tan banal pregunta: ¿Que hago?.
- Y yo que se. Fue la respuesta que recibió.
Ahora que lo pienso es probable que la cara de confusión que lo asaltó no fue porque dios le hablara, o porque le responda, o por su imagen tan alejada de las estampitas que tenía diseminadas por todo lugar donde su ser había pasado; sino a tan indiferente respuesta.
Luego de un silencio sepulcral, ya que despues de la inesperada aparición todo parecía haberse esfumado, José volvió a consultar:
- ¿Como no sabes? Sos dios! Vos debes cuidarme, protegerme, guiarme!
- ¿Y cuando firmé contrato que no me avisaron?. Le respondió el desinteresado dios.
- No, no sé, cuando nos creaste calculo. Todavia no habia nacido en esa epoca.
- Para para para. Creo que acá hay una confusión. Yo soy nuevo, llegué hace cien años. La verdad que ni idea que hicieron antes de mi, cuando llegué acá me dijeron que tenía que reemplazar a uno que le dieron licencia por un año por un problema de la capocha; y te soy sincero, yo no pienso terminar igual, así que manejate papá.
- Para! Esperá! ¿Como me podes decir eso? ¿Y ahora que hago!?.
- Yo que sé! Ya te dije, manejate!
Y sin más la visión se esfumó, tan efimera como como mezquina, dejando a José totalmente perplejo.
- ¿Y ahora que hago?. Se volvió a preguntar el repetitivo personaje.