miércoles, 3 de septiembre de 2014

Me he vuelto gris

Viajar me hizo mal. No pensé que mis venas podrían desgarrarse de esta manera.
Latinoamérica sigue sufriendo, y al parecer, se desangra en Argentina. Nos hemos vuelto un apátridas, burritos que persiguen la zanahoria que cuelga delante de su nariz; fantasmas tratando de abrir una puerta.
Han puesto sudor en nuestro sendero de hormiga, y ahora nos chocamos unos contra otros, tratando de complacer a una reina, simplemente para que ésta pueda dar nacimiento a nuevos consortes de estúpidos que sólo intentan acatar o luchar contra leyes ridículas.
Dentro de todo este sistema, no hay lugar para el ser. Todo se vuelve herramienta, hasta los sentimientos. Absolutamente aquello que podamos percibir, es una pieza funcional a un motor que sabemos que existe para escupir gases tóxicos, pero no sabemos porque está en marcha.
No se puede salir, no se puede esquivar. Exclusivamente estamos todos para servir a un propósito, sea cual fuere.
El único lazo que puede unir a dos personas, que es el gesto desinteresado, no deja de ser atentado. Desconfianzas, traiciones, venganzas, envidias. Cada puñalada deja su marca.

Alejados de nuestro cable literal a tierra, la naturaleza; quedamos despojados de lo que resta de humanidad. El humano ha logrado lo que quería: Los robots ahora piensan como humanos.

jueves, 28 de agosto de 2014

Rabia pura

Se da así, de manera caótica. Todo parece estar en orden, seguir su curso natural, como si el tiempo estuviera de nuestro lado; y de repente el gran velo cae, pero no al piso, sino sobre nuestras cabezas. Así aparece, de la misma manera que desaparece con un chasquear de dedos.
Supongo que todo tiene cierto comienzo, tal vez una idea de otro, un diálogo que oímos en la calle, unas líneas en el guion de una película. Somos pequeños y todavía no tenemos un lugar concreto para darle a esa idea, pero con el tiempo, como si fueran bloques de legos, se van acoplando nuevas piezas. Tal vez, a veces, la imagen va mutando, pero siempre re-utiliza los bloques existentes. Ninguna idea muere, quedan probablemente en un estante juntado tierra, hasta volver a encontrar su lugar en la nueva cadena de pensamientos.
Si dejamos que esa cadena mueva nuestro motor por demasiado tiempo, probablemente se oxide y empecemos a escuchar ruidos. Puede suceder que el motor aminore su marcha. Eso es a lo que llamamos costumbre. Y eso es exactamente lo que nos ha pasado a los habitantes de este país. Escuchamos el ruido y simplemente disminuimos la marcha y nos acoplamos.
Verán, crecí en un ambiente de críticas al gobierno de turno, y era lógico que esas ideas nutran mi futuro pensar. Me permití por mucho tiempo creer que esa era la realidad, hasta que entendí que era momento de pintar mi propio cuadro.
Al parecer, la manzana no cae lejos del árbol; pero en este caso no fue por el hecho de ser fruto de ese árbol, sino que fue por efecto de la gravedad. Pude haber escuchado que el gobierno de turno era corrupto, pero era más simple mirar a la calle y ver que esa sentencia es real.
Luego de 200 años como país supuestamente independiente podemos decir que hubo progresos, simplemente porque con el paso del tiempo, los objetos no permanecen inmutables. Les pregunto a aquellos que estén leyendo esto: ¿Están realmente orgullosos del país que tenemos? Creo que la mayoría responderá que sí. Alguno un poco menos sentimental podrá estar orgulloso de ciertos puntos de carácter descriptivo de la personalidad del argentino, y avergonzado de la otra cara que a veces solemos exhibir. Más allá de esa respuesta que sólo tiene como objetivo identificarnos a todos como habitantes de un terreno determinado que conviven de acuerdo a un conjunto de normas, formulo ahora la verdadera pregunta: ¿Podemos estar orgulloso de un país tan rico en donde cada día que empezamos lo hacemos con una nueva incertidumbre de cara al futuro?
¿Me robaran hoy? ¿Podré llegar a fin de mes? ¿Veré nuevamente a personas buscando comida en la basura? ¿Cuánto me afectará cuando vea que alguien revuelve el basurero siendo que ayer tiré un tomate porque se puso feo? Si tengo un problema de salud, ¿vendrá la ambulancia lo suficientemente rápido para llegar a un hospital decente de Granadero Baigorria? ¿Vale la pena trabajar dos tercios del año si cada día que pasa me hago estas preguntas?
Ya sé, no faltaran aquellos conformistas que respondan diciendo que hay países que están peor, que no me queje porque al menos yo puedo irme de vacaciones. Y realmente no podría responderles a esas personas. No porque no tenga argumentos, sino porque esa es la argentina que más me duele. La del no te quejes, la del mira para otro lado, la del “al menos este roba pero hace algo”. Me duele porque sé que esa persona no va a reclamar por lo que merecemos, me duele porque me siento sólo, o mejor dicho, me siento parte de esa masa conformista que sólo piensa en responder sus preguntas día a día. Me duele porque podemos ser mucho más, pero dejamos que año a año las oportunidades pasen. Dejamos que los corruptos nos gobiernen con total impunidad, dejamos que la policía nos robe, y dejamos que los ladrones nos encierren a nosotros en nuestras casas.
Estamos permitiendo cada bala que se dispara, cada pendejo que muere de hambre, cada hombre que muere por negligencia del sistema de salud. Y cada vez las balas rebotan más cerca, a cada momento nuestro niño interior muere sólo por ver a una persona comer de la basura; a cada instante nuestra salud se deteriora por la incertidumbre de un nuevo día.
Habrá miles de estúpidos que lean esto como si lo escribiera una vieja que solo habla por hablar. Pedazo de pelotudo, soy tu compatriota, soy la persona que se sienta a tu lado en un bar, soy el que frena en un semáforo en rojo.
Si permitimos descalificar cualquier crítica con un argumento tan flaco, estamos dejando que el sistema corrupto nos siga culeando. Será una estupidez publicar esto en Facebook, serán sólo palabras que queden acumulando tierra en un rincón, pero es necesario empezar a hacernos escuchar. Es necesario convencernos que nuestros derechos son tan importantes como nuestras obligaciones, al fallar en el cumplimiento de cualquiera ambas, estamos permitiendo el desequilibrio de la sociedad. Cada palabra acallada, cada infracción permitida, repercute alimentando el caos reinante.
Te hablo a vos pedazo de pajero, a vos compatriota mío, empecemos a cambiar y dejemos de desear poder vivir en otro país. No aceptemos que nos gobierne el “menos peor”, y si no sabes que hacer, al menos quéjate. Que las voces sean exponenciales. Nadie quiere que su amigo muera, nadie quiere que su padre le de comida de la basura, nadie es feliz si no tiene la libertad de caminar cuando su espíritu lo desea. Movamos esos legos, rompamos las cadenas, armemos un pueblo realmente unido, en el que las posibilidades estén disponibles para todos por igual.

Y si estás pensando en quedarte callado, en dejar que los días sigan pasando, te deseo que no te roben, que no maten a un conocido tuyo, y que seas vos el que tira basura y no el que la junta, porque si de casualidad eso llega a suceder, vas a lamentar toda tu vida haberte hecho a un costado.

miércoles, 2 de julio de 2014

Hablando de libertad

Puedes intentar toda la vida que las situaciones se adapten a vos, puedes intentar que los choques sean menores; puedes procurar que la pintura sea lo más brillante. Nada va a evitar que en algún momento la vida te saque de tu eje.
Puedes buscar ser fuerte, y construir murallas a tu alrededor; puedes ir caminando como si nada fuera a pasarte; puedes mirar al frente, desafiante, como si en tu mundo no existiera la sorpresa. Lo cierto es que nada de esto va a hacer que llegues de pie hasta el último suspiro en tu existencia.
Tarde o temprano, las enseñanzas llegan, y apuesto a que no te van a llegar a modo de manual explicativo. El transcurrir en sociedad, probablemente te demuestre de la manera más sucia lo que necesites saber. Cuando menos lo esperes un frío va a invadir tus huesos, y en ese instante probablemente no sepas porque ventana entra el viento.
No son muchas las armas para enfrentar lo caro que puede valer el automático hecho de respirar, pero te puedo asegurar que cuanto menos en cuenta tengas que respiras, más se va a helar la sangre que te recorre.
En cualquier viaje, nunca estamos solos; y mucho menos si conocemos realmente quienes somos.
No te engañes, no temas a las verdades que puedan existir dentro tuyo. Permitite odiar a quién creas sagrado, permitite entender el porqué de ese odio. Acepta que podes ser una mierda y no tengas miedo de eso, pero no te olvides que todos los días tenés la opción de elegir quien ser. Pensá que nunca vas a estar más protegido que con tu propio cariño.
El camino de conocerte te va a llevar a quererte, a plantarte firme, seas quien seas.

Si atravesas por todo el proceso, probablemente empieces a merecer respirar. Y seguramente sepas el valor de una acción que viene con nosotros desde el primer minuto de vida, es mucho más que un movimiento involuntario del cuerpo; es el regalo que obtienes por luchar. Es valorar cada minuto de tu vida.

domingo, 8 de junio de 2014

Palabras

Lo importante de las palabras, es que brindan la capacidad de definir momentos, de darle eternidad a un espacio de tiempo limitado. Llevan consigo la extensión complementaria de dar significancia a determinados sucesos. Aunque ésta nos sea heredada, en algún punto de nuestras vidas, nos apropiamos de ellas, y es con ellas con quienes podemos describirnos. 
En mi caso, amo las letras, porque me permiten expresarme; supongo que en el caso de un músico, será la melodía la vocera de sus estados emocionales. Ellas, me dan la capacidad de recordar que cada instante puede ser representado o descripto, pero no puede ser vivido nuevamente. Brindan una sensación de retorno a la experiencia, todo esto, en tiempo pasado.
Si trasladamos su importancia al presente, en ellas encontramos que entintan nuestras emociones. Pueden hasta hablar más de nosotros, que lo que nuestra propia voz puede decir. Cada lugar que se le asigna a una letra, es una inscripción del presente; una legalidad determinada que enmarca los que ocurre en todo lo que nos atraviesa intrínsecamente.
A futuro, ponemos en sus manos nuestras expresiones de deseo; y aunque pareciera más atado a un capricho, desgranandolas vemos el rastro de quien queremos ser, de que estamos buscando. También pueden proveernos de respuestas, antes de que caigamos en cuenta siquiera de que hay una pregunta planteada.
Supongo que estos mínimos argumentos sirven para entender la importancia de la palabra, y la intención es invitar a pensar en cómo nos expresamos. Probablemente si lo analisas detenidamente un momento, las palabras que dijiste esta última semana van a saber decir más de vos que todas las acciones y decisiones que ocurrieron en tu vida.

En una eternidad, las situaciones se repiten. O al menos eso puede parecer, pero es simple. El cerebro, en su lógica de funcionamiento sostenido, no hace más que generar las mismas sensaciones para situaciones similares. No es de temer, no es necesario creer que el cerebro es vago, simplemente está siendo eficiente, está ahorrando energías.
Una vez entendido esto, se puede analizar con mayor profundidad porque son necesarios los cambios. Podes elegir llevar una vida tranquila, de ahorro de recursos, pero ¿te conformaría repetir sensaciones, y vivenciar una y otra vez situaciones que, aunque similares, nunca serán iguales? Supongo que llegado un punto, todo parecería lo mismo, y probablemente lo termine siendo. Tampoco parece necesario tener que moverte de un lugar a otro para generar nuevas experiencias, pero si va a ser necesario que uses tu cabeza; que en el momento que tu primer pensamiento sea girar a la derecha, frenes el impulso y pienses: ¿por qué no seguir derecho? ¿Por qué no girar a la izquierda? Eso es básicamente lo que hace cualquier niño que crece felizmente: analiza la situación según sus herramientas, y hace lo que cree correcto.
A partir de esto, pienso ahora, que tal vez lo mejor que puedes hacer es impulsar a cualquier persona a que tome su decisión, o al menos, que averigüe el “porque”. Más que decirle “no”, tal vez deberías intentar explicarles las consecuencias. Es obvio que cuando más feliz se ve a un niño es cuando experimenta motivado por su propia capacidad de aprender.
Entonces y si no estás siendo feliz, te pregunto: ¿en qué momento dejaste de discernir? ¿En qué momento aceptaste las premisas que gobiernan tus acciones; y más importante, cuando dejaste de preguntarte porque haces lo que haces?
Tal vez, la mejor forma de vivir sea entender porque actuamos, y poner en duda no lo que hacemos, sino porque lo hacemos. Si la respuesta te satisface, obviamente te darás cuenta que al menos, estás haciéndote feliz ahora, en este preciso instante.

miércoles, 16 de abril de 2014

336 Horas

Han sido dos semanas en la que no he dejado de sentir la necesidad de tocarte, de sentir el roce de tu piel, el goce de mis labios en tu cuerpo. A veces se siente como un impulso que no puedo controlar, y otras veces parece una simple verdad.
Supongo que es lógico que el abandono que pude haber sentido de chico tenga algún tipo de influencia sobre mis relaciones anteriores, pero en ésta, puedo notar que es algo mucho más profundo.
En la vida uno va forjando sus valores, sus creencias, su fé; como así también crea el ideal de la persona con la cual quiere pasar su vida (si es que, en primer lugar, desea pasar su vida acompañado).
Mi caso no es distinto al de la mayoría del mundo; no soy excepcional, mi vida no es un ejemplo y no creo que cambie el mundo ni mi aporte sea significativo masivamente. Pero si creo que puedo ser excepcional para alguien, ejemplo en algún ambito, pero por sobretodo, creo que puedo ser significativo para alguien.
He entendido también, que la persona ideal, no es aquella que te enamora en el primer instante, ni aquella que te da comodidad; sino aquella persona que despierta tu admiración. Es importante también, que no sea una admiración desmedida ya que sino estaríamos hablando (aunque lejos esté de enteder el universo de la psicólogía) de algún tipo de obsesión. Creo que lo que define realmente a una "media naranja" (con perdón del uso de una analogía que más erronea no podría ser) es esa persona por la cual, realmente querés ser mejor; aquella persona que te inspire todos los días a desear ser un faro, un camino, una guía en la vida. Si, una tarea que parece difícil, no porque no haya personas como uno, sino por lo que cuesta saber quien es uno. Uno no es sus acciones, porque siempre se tiene la posibilidad de cambiar. Uno no es lo que quiere ser, porque no siempre se llega al destino deseado. Uno no es lo que los demás creen de uno, o quieren que sean, porque nadie tiene la capacidad de ver el cuadro completo. Uno no es nada de eso, y es todo eso junto. La gran variable, es que en la vida todo es variable, nada es estable ni permanente.
Es por eso, que han sido dos semanas de reflexión, de sufrimiento, de inestabilidad; pero si todo eso me devuelve a vos, agradezco la reflexión, agradezo el sufrimiento y la inestabilidad, pero por sobretodo, agradezco haberme puesto al filo de la navaja, donde a veces sale lo mejor de cada uno.