lunes, 26 de abril de 2010

De la nada un poco

Hermano mío, te hablo a vos, que por sobre todos tus errores (verdades propias) has sabido prestarme un hombro, un oído.
Hermana mía, te hablo a vos, que tal vez no me has comprendido pero me has mirado con ese calor en tus ojos.
Amigos míos, les hablo a ustedes que me prestaron vida más allá de mis equívocos.
Familia mía, les hablo a ustedes, que son mi sangre, mi educación y mi sentir, a ustedes que son la fuerza diaria para seguir.
Tierra mía, te pido perdón a vos y a quien pisa tu suelo, sólo espero que algún día mi cuerpo te sirva de tonto consuelo.

No hay comentarios: